Madrid, junio de 2019

Cuando se habla de transformación digital de la economía y todo lo que conlleva se piensa en comunicaciones ubicuas, aplicaciones, procesos, agilidad, integración, modelos de negocio, globalización, experiencia de usuario, desintermediación, oferta personalizada, centralidad del cliente, gobernanza, etc. Pocas veces reparamos en la infraestructura física que hay detrás de Internet y por extensión de la nube, que son a la sazón las tecnologías facilitadoras de esta transformación. De hecho una vastísima red de infraestructura física sostiene Internet: desde  cables de fibra óptica a enormes estaciones de transmisión, centros de proceso de datos (CPD) y centrales eléctricas constituyen una fábrica plena de ferralla, tuercas y tornillos que facilitan la circulación de ceros y unos y a la que hay que mantener y alimentar.  Porque Internet también es eso: tubos llenos de cables de cobre, coaxiales o de fibra de vidrio que desembocan en centros de interconexión y centros de datos con dirección y código postal.

 

 

¿Y dónde se ubican estas fábricas?. Puede especularse con que la estructura física de Internet se ha construido de una forma algo aleatoria a lo largo de las últimas décadas conforme aumentaba la demanda de conectividad y servicios, aunque en general las empresas de telecomunicación, o los prestadores de servicios TIC acostumbran –por buenos motivos— a mantener secreta su ubicación exacta.

Hay muchas características que cabría destacar a la hora de caracterizar los CPD del corazón de la nube (quizás 400 o 500 grandes CPD denominados de hiperescala y varios miles de CPD en otros megaedificios tecnológicos). Las más importantes son su foco en la seguridad (estructural, perimetral, física, etc.), su extraordinaria resiliencia (y máxima redundancia de todos sus componentes), su altísima disponibilidad (cinco nueves, o más), su ingente conectividad, y su avidez en el consumo de recursos, sobre todo –y  especialmente— energéticos.

Señalemos sobre este particular que hoy se construyen CPD con una densidad energética superior a 12 kW/m2 por lo que  los aspectos de eficiencia energética (medidos por ejemplo en una reducción del PUE: Power Usage Effectiveness) son esenciales. Baste decir que la emisión de gases de efecto invernadero de las TIC respecto del total de las actividades humanas ha aumentado de 2.5% en el 2013 a 3.7% en 2018, lo que implica que las tecnologías digitales, ya sea en su producción ya en su consumo, han emitido 450 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) desde el 2013 (datos de The Shift Project). Téngase en cuenta que si aproximadamente el 3% de la energía global mundial es consumida por el sector TIC se puede establecer que más de un 30% es demandado por los grandes CPD.

El CPD principal de interhost_ está ubicado en Interxion, empresa especializada en servicio de CPD, que actualmente dispone en España de 14.000 m² de espacio técnico con diseño tolerante a fallos, doble acometida de 15 MW  de potencia, redundancia 2N en UPS, redundancia N+1 en generadores de emergencia, detección temprana de incendios, extinción por gas inerte e inocuo, monitorización inteligente de toda la infraestructura, vigilancia 24×7, controles de acceso biométricos, seguridad en el perímetro con CCTV, máxima conectividad, etc.

Invitamos al lector a examinar el siguiente artículo aparecido recientemente en la prensa generalista: https://www.eldiario.es/tecnologia/nube-ordenador-alguien-cerca-imaginas_0_912008910.html para adquirir una idea cabal de InterXion y su rol en la economía digital./F.D.S.